El Jainismo comienza con una seria preocupación por el alma humana en su relación con las leyes que gobiernan la existencia en el universo, con los otros seres vivientes y con su propio estado futuro en la eternidad. Primeramente, y antes que nada, es una religión del corazón: la regla de oro es Ahimsa o la no violencia en todos los aspectos de la persona, mental, verbal y físico. Los jainistas tienen una profunda compasión por todas las formas de vida.
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